Estos fueron Jeremías, Ezequiel, Daniel y, quizás, Abdías.
La meta principal de los mensajes de este período fue ayudar a Judá a comprender el propósito que Dios tenía al permitir el cautiverio, inspirar esperanza en una restauración, y elevar los ojos de los judíos a la gloriosa oportunidad que los esperaba al regresar de la cautividad si eran fieles a Dios.
Jeremías entregó sus mensajes a los habitantes de Jerusalén y Judá antes y durante el comienzo del cautiverio, y Ezequiel ministró a los exiliados en Babilonia, Daniel fue enviado a la corte de Nabucodonosor para comunicar la voluntad de Dios al gran monarca y conseguir su cooperación con el plan divino para el pueblo de Dios.