EL DIOS QUE YO CONOZCO

5.04. Isaías - Paternidad Literaria - IV

Los primeros capítulos de Isaías tienen que ver con la invasión sufrida porJudá a manos de los asirios, y los últimos anticipan la liberación judía del cautiverio de Babilonia.

La misión de Isaías era la de mantener firme el reino de Judá cuando el reino del norte desaparecía al ser llevado en cautiverio por los asirios.

Por medio de Isaías los gobernantes tuvieron la oportunidad de entender la naturaleza y el significado de los acontecimientos de la época. Era el propósito divino que Judá sacara provecho de la triste suerte del reino del norte, y como resultado se volviera a Dios con un espíritu de sincero arrepentimiento.

La marea de la invasión asiria finalmente casi sumergió al pequeño reino de Judá, y el poder de Asiria fue rechazado sólo a las puertas de Jerusalén por un acto insólito de Dios. Pero los hombres de Judá no hicieron caso a las advertencias implícitas de la historia y a las más explícitas de Jeremías, que les esperaba un fin semejante a menos que enmendaran sus malos caminos.

Empezando con el capítulo 40, Isaías anticipa la cautividad de Babilonia, pero con la seguridad de que la liberación final del cautiverio babilónico es tan cierta como la que habían experimentado poco antes frente al poderío asirio. Además, la liberación de manos de los enemigos nacionales llega a ser, para los que confían en Dios, una promesa de la liberación final del dominio del pecado.

Todas las diferencias entre las dos secciones del libro pueden conciliarse totalmente teniendo en cuenta el fondo de los acontecimientos cambiantes de la historia, el cambio resultante en el tema de la profecía, y un cambio posible en el estilo literario de Isaías con el correr de los años.

Aunque ciertos críticos han asignado una parte considerable del libro de Isaías al período de los Macabeos, hay evidencias de que en ese tiempo el libro entero existía como una sola unidad.

Escribiendo alrededor de 180 a. C., el autor del libro del Eclesiástico (cap. 48: 23-28), Jesús ben Sirac, atribuyó varias secciones del libro de Isaías al profeta cuyo nombre lleva.

Sin embargo, la evidencia más concluyente de que el libro de Isaías era considerado como una sola unidad siglos antes de Cristo, procede de manuscritos bíblicos hallados en 1947 en una cueva cerca del mar Muerto.

Entre ellos hay dos rollos del libro de Isaías conocidos como 1QIsª (siglo II a. C.) y IQIsb (siglo I a. C.). No hay evidencia alguna de que los capítulos 1-39 existieran alguna vez aislados como un documento aparte de los capítulos 40-66.

Toda la evidencia comprueba lo contrario. Hay sobrada razón para creer que Isaías el profeta fue el autor del libro entero que lleva su nombre.