El comentador de Isaías tiene la suerte de disponer de dos manuscritos hebreos de este libro del Antiguo Testamento mil años más antiguos que cualquier otro manuscrito bíblico hebreo conocido anteriormente.
Estos documentos de valor inapreciable - los Rollos de Isaías del Mar Muerto - demandan pues una atención especial.
El descubrimiento, las características generales, y la importanciade éstos y otros rollos hebreos encontrados en cuevas cerca del mar Muerto a partir de 1947, se describen brevemente en EL TEXTO BÍBLICO - AT.
De los dos rollos de Isaías encontrados en la primera cueva cerca de Khirbet Qumran, el que contiene el libro completo (vendido primeramente al monasterio sirio en Jerusalén) ha sido denominado con el símbolo 1QIsª; el rollo incompleto (vendido a la Universidad Hebrea) recibe el símbolo oficial de 1QIsb.
Ambos están actualmente en el Santuario del Libro en Jerusalén. Ambos formaban parte de la biblioteca de una comunidad esenia y fueron guardados en una cueva antes del fin de la primera guerra judía (66-73 d. C.), según lo reveló la exploración profesional de la cueva.
Se acepta que 1QIsª es del siglo II a. C.; el 1QIsb es del siglo I a. C.
1QIsª, que tiene el libro completo, fue publicado en fotografías facsímiles, con una transliteración en caracteres modernos hebreos efectuada por MillarBurrows (The Dead Sea Scrolls of St. Mark´s Monastery, t. I [New Haven:American Schools of Oriental Research, 1950]), lo que dio lugar a muchos estudios eruditos.
En general este primer rollo de Isaías concuerda con el bien conocido texto masorético. Sin embargo, el escriba no fue profesional, y su caligrafía es menos hermosa que la de 1QIsb.
Cometió muchos errores de copista. Da la impresión de que algunos de sus errores se debieron a no haber escuchado bien, puesto que algunas secciones parecen haber sido escritas al dictado. También hay evidencias de que la copia empleada como modelo tenía ciertas lagunas o vacíos. Por lo tanto, cuando el escriba llegaba a una laguna, dejaba un espacio en blanco en su copia, y más tarde copiaba la parte que faltaba de otro ejemplar que quizá era más perfecto. A veces el escriba calculaba mal lo que faltaba, y el espacio que dejaba resultaba insuficiente. Por eso la sección insertada a menudo se extendía al margen.
Resaltan algunas omisiones del texto donde el ojo del escriba, o del que dictaba, saltaba de cierta palabra al mismo vocablo un poco más adelante pasando por alto todas las palabras intermedias. Este error de escritura muy común, frecuente también en los manuscritos del Nuevo Testamento, se llama homoeotéleuton.
Hay pocas y cortas adiciones al texto: jamás pasan de pocas palabras. Hay muchas variantes textuales, pero la mayor parte de éstas son de poca monta y no afectan el significado del texto. Hay millares de variantes ortográficas como se podría esperar en un manuscrito mil años más antiguo que el siguiente manuscrito del mismo libro.