EL DIOS QUE YO CONOZCO

7.04. Lamentaciones de Jeremías - Tema

Más de un siglo antes de la caída de Jerusalén, el profeta Miqueas había predicho su destrucción, porque los dirigentes de Judá edificaban "a Sión con sangre, y a Jerusalén con injusticia" (Miqueas 3: 10).

Durante 40 años Jeremías instó al pueblo de Judá a que se arrepintiera. Trató de fortalecer las manos de Josías y sus hijos para que gobernaran el país con justicia y siguieran una política sabia y honrada en las relaciones exteriores. Sobre todo, amonestó a Judá en cuanto a la certidumbre de la destrucción venidera si persistía en sus malos caminos.

Las Lamentaciones son la culminación de esas profecías. Dan testimonio del cumplimiento cierto de los castigos divinos anunciados. Sin embargo, su mensaje no carece de esperanza. A través del cuadro de desolación corre un hilo de esperanza de que el Señor perdonaría y aliviaría los sufrimientos de su pueblo. En el capítulo final esta esperanza llega a convertirse en una oración: "Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio" (Lamentaciones 5: 21).

La forma literaria de las Lamentaciones refleja su tema:

El libro se compone de cinco poemas que corresponden con los cinco capítulos de nuestras Biblias modernas. Los primeros cuatro están en un metro típico, el de la qinah hebrea, o elegía*. Aunque el metro elegíaco a menudo se pierde en la traducción, se lo ve claramente en el castellano, como en el siguiente ejemplo:

"Judá ha ido en cautiverio a causa de la aflicción y de la dura servidumbre;

Ella habitó entre las naciones, y no halló descanso;

Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras" (Lamentaciones 1:3).

El quinto poema, que es más bien una oración que una elegía, está escrito en el metro poético hebreo común, en el que cada una de las dos mitades tiene cuatro acentos.
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* Uno de los elementos de la métrica hebrea, que también se encuentra en las literaturas egipcia, asirio-babilónica y cananea, es el acento o énfasis que se repite. Sin embargo, cuando se dice que el acento o énfasis es una característica de la estructura del verso hebreo, no quiere decir que el acento aparece regularmente en la línea y que hay una distribución regular de sílabas acentuadas y no acentuadas en ella, como en el verso castellano corriente. Más bien el acento aparece un número dado de veces en la línea, sin importar el número de sílabas.

La línea típica de la poesía lírica hebrea se divide en dos partes, con dos sílabas acentuadas en cada mitad.

En la poesía elegíaca y en otras poesías muy emotivas, la línea típica tiene tres acentos en la primera mitad y dos en la segunda. Esto se llama ritmo de qinah. Su efecto es el de un crescendo de tres acentos seguido por un decrescendo más corto de dos acentos.