Después de más de medio siglo de deterioro moral y espiritual durante los reinados de Manasés (2 Rey. 21: 1-18; 2 Crón. 33: 1-20) y Amón (2 Rey. 21:19-25; 2 Crón. 33: 21-25), una vez más Judá tuvo un rey notable por su piedad y celo religioso en favor de Dios.
Josías tenía sólo ocho años de edad cuando empezó a reinar (2 Rey. 22:1). Cuando tenía 20 años, introdujo una cantidad de reformas que suprimían, en primer lugar, los altos dedicados a la adoración de los ídolos (2 Crón. 34: 3).
Fue auxiliado en esta obra por Jeremías, quien fue llamado al ministerio público en el 13.er año de este rey. Josías se propuso, por la fuerza, a librar la tierra de la idolatría y restablecer el culto de Dios (2 Crón. 34).
Con motivo de la purificación y reparación del templo, en el 18.o año del reinado de Josías, fue descubierto un ejemplar "del libro de la ley" (2 Rey. 22: 3-20).
El descubrimiento intensificó el movimiento de reforma de Josías por todo el país, que se extendió aun al territorio que antes era del reino del norte (2 Rey. 23: 15-20; 2 Crón. 34:6-7). Esto fue posible por la declinación del imperio asirio.
El rey Josías murió prematuramente a causa de su imprudente ataque contra Necao II, faraón de Egipto, en , 609 a. C. (ver 2 Rey. 23:29-30; 2 Crón. 35: 20-24).
Su muerte, una verdadera pérdida para la nación, fue profundamente lamentada por el pueblo de Judá (2 Crón. 35: 24-25).