Tanto Zacarías como Hageo fueron llamados por Dios para animar a aquellos judíos que, debido a la oposición enemiga que culminó en los días del falso Esmerdis (522 a. C.), habían dejado de construir el templo.
Las profecías de Zacarías llegaron en tiempo de gran incertidumbre y ansiedad cuando les parecía a los dirigentes que el permiso concedido a los judíos para edificar estaba por serles retirado. Sus mensajes, que tratan de la obra de Dios y los planes divinos para la restauración, tenían por objeto animar el celo decadente de los judíos.
Como resultado de los mensajes inspiradores y del liderazgo de Hageo y Zacarías, la construcción del templo pronto fue terminada (Esdras 6: 14-15).
Los mensajes de Zacarías, que describen el glorioso futuro de Jerusalén, fueron condicionales (Zacarías 6: 15). Por causa de que los judíos, cuando volvieron del cautiverio, no cumplieron con las condiciones espirituales de las cuales dependía su prosperidad, no se cumplió el propósito original de las profecías. Sin embargo, ciertos aspectos se cumplirán en la iglesia cristiana.