Por el resumen de su vida que da Amós (cap. 7: 14-15), sabemos que era "boyero" ("pastor", BJ) y recogedor de "higos silvestres".
Queda la impresión de que aunque era pobre, era independiente; lo cual podría explicar por qué podía dejar su rebaño por un tiempo. No era un hombre instruido como entendemos hoy este término, ni tampoco se había preparado para su misión en las escuelas de los profetas. Como sucedió con Amós, los que tienen relativamente escasa instrucción y han disfrutado de pocas oportunidades para instruirse, cuando son elegidos para efectuar una magna obra para Dios, comprueban que "la excelencia del poder" es "de Dios, y no de nosotros" (2 Corintios 4: 7). Lo que hace al hombre idóneo para el servicio divino depende más de lo que es que de lo que tiene.
Cuando Amós recibió su llamamiento divino salió de Judá para ir a Israel, y probablemente estableció el centro de su obra en Bet-el, donde estaba el templo principal dedicado al culto del becerro y el palacio de verano del rey. Allí condenó este culto, y Amasías, el sumo sacerdote idólatra se opuso a Amós y lo acusó ante el rey de ser un peligroso conspirador (Amós 7: 10-13). Nada sabemos de los días finales de la vida de Amós.
Amós debe catalogarse entre los más importantes profetas debido a su elocuencia sencilla y llana, y al vigor y lo elevado de su pensamiento. Hay pocos profetas que sean más penetrantes en comprender las bases tanto del mundo natural como del moral, o que sean más perspicaces para entender el poder, la sabiduría y la santidad de Dios.
Cuando Amós recibió su llamamiento divino salió de Judá para ir a Israel, y probablemente estableció el centro de su obra en Bet-el, donde estaba el templo principal dedicado al culto del becerro y el palacio de verano del rey. Allí condenó este culto, y Amasías, el sumo sacerdote idólatra se opuso a Amós y lo acusó ante el rey de ser un peligroso conspirador (Amós 7: 10-13). Nada sabemos de los días finales de la vida de Amós.
Amós debe catalogarse entre los más importantes profetas debido a su elocuencia sencilla y llana, y al vigor y lo elevado de su pensamiento. Hay pocos profetas que sean más penetrantes en comprender las bases tanto del mundo natural como del moral, o que sean más perspicaces para entender el poder, la sabiduría y la santidad de Dios.